"Esa obra, de apenas 20 minutos, nos ayudó a superar los mencionados recelos hacia el móvil como herramienta de registro de imágenes y, en justicia, debe figurar aquí como piedra angular (al menos conceptual) del proyecto. Tuvimos oportunidad de verla gracias a la amabilidad del propio director, con el que entramos en contacto en el festival de cine de Marsella de 2007. Obligado a someterse a diálisis de forma regular y metódica, Marcel Hanoun (que hasta ese día, y a lo largo de cincuenta años, había rodado en todos los formatos disponibles) descubrió que la única cámara que podía manejar en la ambulancia, introducir en la sala de diálisis y manipular con una sola mano mientras se sometía a terapia era precisamente la que ya llevaba incorporada su teléfono. No existía en este caso argumento estético más poderoso que el de la imposibilidad de otra opción. Al poner el énfasis no tanto en la ontología de la imagen (de la nueva imagen) sino en su propia existencia (ser o no ser, ése era el dilema), Hanoun desplazaba el debate directamente al terreno de su necesidad. Dicho brevemente, si el director quería filmarse en el trance de la enfermedad, tendría que ser necesariamente con la única cámara capaz de adaptarse a ese nuevo ecosistema. De tal manera que aquellos argumentos sobre la imposibilidad adquirían en su boca la hondura de una verdadera lección sobre la ética de la imagen: también de la imagen captada por el teléfono móvil. Ya en el título, Inaisissable image, Hanoun jugaba con el equívoco de que las imágenes tomadas por el móvil se escapaban de la mano: imagen incapturable, imperceptible, huidiza. La mano las atrapaba y de la mano se escapaban sin darnos cuenta".
Tardaría aínda uns meses en entrar de verdade o seu nome na miña memoria cinéfila. Foi en Madrid, en xaneiro de 2010, naqueles tempos nos que conspirabamos contra a Orde do Cinema que quixo impoñer Ignasi Guardans. Durante un par de días Javier Rebollo ofreceume aloxamento e videoteca, e nela non podía faltar un cineasta que el tiña por referente e por amigo. Volvín á Coruña con varios DVDs de Hanoun, e iso que o meu grao de coñecemento do francés está lixeiramente por riba do cero.
Débolle a Javier o pequeño prodixio que é Une simple histoire. Da filmografia de Marcel Hanoun, tan pública coma ignorada, vin aínda moi pouco. A súa morte pasará probabelmente inadvertida para os medios españois, e non digamos para os galegos. Para Hanoun, porén, Galicia non era un lugar descoñecido. Aquí filmou en 1961 Feria, fermoso retrato dun día de feira nunha pequena vila -Jour de Foire dans un petit village de Galice, aclara un intertítulo-, cun acompañamento musical composto por cancións populares do país escollidas e montadas por Jean-Etienne Marie. Un filme tan apegado á terra que acaba por prestar atención aos pés dos feirantes. E dous anos despois, en 1963, La Rose et la Barrage, con música orixinal de Marie, que documentaba a construción dun encoro -o de Belesar- e presentaba en paralelo imaxes da igrexa románica de Santo Estevo de Ribas de Miño, para recrearse nos seus capiteis, nos seus arcos e no seu rechamante rosetón.
Martin Pawley
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