luns, 27 de febreiro de 2023

¿Es este el gobierno que acabará con la noche?

El Gobierno de España inició el proceso para reformar la normativa de iluminación y las primeras señales son enormemente preocupantes.

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Iluminación de Nadal en Vigo, novembro de 2021. Imaxe: Martin Pawley.

En julio de 2021 el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico abrieron el segundo trámite de audiencia pública para el «Proyecto de Real Decreto que aprueba el Reglamento de ahorro y eficiencia energética y reducción de la contaminación lumínica de instalaciones de alumbrado exterior y sus instrucciones técnicas complementarias», el texto que reforma el aún vigente RD 1890/2008 que regula la iluminación pública. La normativa de 2008 nació caducada por no tener en cuenta la radical transformación que supondría la inminente llegada de las luces LED, así que hace varios años que se viene reclamando su profunda actualización.

La buena noticia del proyecto de real decreto (en lo sucesivo, PRD) presentado en verano por los dos ministerios es que el sintagma «contaminación lumínica» aparece ya en el título. La mala noticia es que el interés real por este problema no pasa de ahí, del título: el documento es calamitoso, deficiente en lo técnico y obsoleto en su enfoque. No solo no contribuye a la reducción de las emisiones de luz, sino que permite o directamente promueve la extensión de la superficie iluminada y en consecuencia de los efectos negativos de la luz artificial por la noche sin apenas control. Tal y como fue redactado, el PRD es un puro trampantojo que simula preocuparse por la contaminación lumínica pero realmente se convierte en una herramienta legal para justificar su crecimiento sin límite.

Felizmente, esta vez la comunidad astronómica no se quedó en silencio y no tardaron en aparecer respuestas contundentes. Yo mismo publiqué el 2 de septiembre en el blog de la Agrupación Astronómica Coruñesa Ío un comentario al PRD furioso y sarcástico, con la convicción de que el tiempo para la cortesía ya había finalizado (me consta que mi escrito surtió efecto y enfadó lo suficiente a quien tenía que enfadar). La Red Española de Estudios para la Contaminación Lumínica dio a conocer a final de mes un documento mucho más elaborado y exhaustivo que se postula, literalmente, como un proyecto de real decreto alternativo; puede consultarse en esta dirección: guaix.fis.ucm.es/reecl/node/108.

Fueron muchas las alegaciones presentadas por asociaciones y particulares contra un reglamento devastador para la naturaleza nocturna. En paralelo, un grupo de personas del ámbito de la investigación y el activismo desarrolló un intenso trabajo de contacto con representantes políticos de diferentes partidos para explicarles las legítimas razones de nuestra preocupación. Como resultado de estas acciones se presentaron en el Congreso de los Diputados diversas preguntas y proposiciones no de ley sobre contaminación lumínica. Lo que nos toca ahora es esperar a que el Gobierno mueva ficha. Las ministras Reyes Maroto y Teresa Ribera tienen que decidir si quieren ser responsables de la desaparición de la noche. El Gobierno de España debe decidir si en este campo quiere caminar en contra de la ciencia.

Martin Pawley. Artigo publicado na sección «La noche es necesaria» da Revista Astronomía, nº 271, xaneiro de 2022.

mércores, 15 de febreiro de 2023

El momento es ahora

La contaminación lumínica estuvo muy presente en el programa del XXIV Congreso Estatal de Astronomía.

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De esquerda a dereita, Enric Marco, Raul C. Lima, Anna Almécija e Salva Bará

Gracias al apoyo de Cel Fosc, la contaminación lumínica centró de forma monográfica una sesión plenaria del XXIV CEA, que se celebró en A Coruña del 9 al 12 de octubre de 2021. Abrió dicha sesión el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela Salva Bará recordando que la luz artificial es un invento genial, pero también un agente contaminante (y no una mera molestia para la astronomía). Todas las instalaciones, incluso las mejores, contaminan: en una hipotética instalación de alumbrado exterior perfecta, por cada fotón que se refleja en las superficies y es recogido por nuestro sistema visual hay más de 16 000 000 de fotones que se pierden hacia la atmósfera y el entorno. Mejorar las instalaciones individuales no es suficiente, pues el impacto sobre las personas y la naturaleza depende de las emisiones totales de luz, de modo que no hay otra solución que poner límite a esas emisiones totales. Salva insistió en que no es inevitable que el cielo brille lo que brilla, ni en la ciudad ni en el rural, y que la pérdida actual del cielo es reversible: «es una cuestión política, no tecnológica. El solucionismo tecnológico no nos va a devolver la noche. Hay que decir basta en algún momento».

La criminóloga, jurista y experta en seguridad Anna Almécija desmintió la injustificable asociación entre iluminación y seguridad, que ya expuso en un libro de 1961 la teórica del urbanismo Jane Jacobs al afirmar que «los horribles crímenes públicos pueden ocurrir, y de hecho ocurren, en estaciones de metro bien iluminadas cuando no hay ojos eficaces». La prevención del delito pasa por crear estrategias que reduzcan tanto la oportunidad de la delincuencia como el propio miedo a la delincuencia en los asentamientos urbanos al actuar sobre las variables ambientales, introduciendo además la perspectiva de género. Frente al uso de la luz como solución equivocada para problemas de seguridad que tienen otras causas, el diseño de espacios seguros debe favorecer una buena señalización y visibilidad, la concurrencia de personas («ver y ser visto, oír y ser oído»), la existencia de sistemas eficaces de vigilancia formal y acceso a la ayuda, una buena planificación y mantenimiento de los espacios públicos y –fundamental– la participación de la comunidad.

Por último, Raul Cerveira Lima, profesor e investigador de la Escola Superior de Saúde del Instituto Politécnico do Porto, retrató la situación de la contaminación lumínica en Portugal, insistiendo en que es preciso que aceptemos la oscuridad como una parte intrínseca de la naturaleza. La opción por defecto debe ser «no iluminar», de forma que haya que justificar el porqué de cualquier instalación de luz, pública o privada, y que esta funcione siempre bajo principios de mínima iluminación. Debe establecerse, además, una política de líneas rojas que marque valores límite para la alteración de la noche y exija, en su caso, los correspondientes planes de recuperación.

Martin Pawley. Artigo publicado na sección «La noche es necesaria» da Revista Astronomía, nº 270, decembro de 2021.

domingo, 5 de febreiro de 2023

La conciencia del griot

La Noire de... (Ousmane Sembène, 1966)
"Aquí está la Costa Azul. Juan (Juan-les-Pins), Niza, Cannes y Antibes”.
Nada más llegar a casa de vuelta de África, la madame le enseña a Diouana, la joven senegalesa que contrató para, aparentemente, cuidar de los niños, el paisaje turístico que se contempla desde la ventana. Inmediatamente después le muestra la cocina y a partir de ese instante el montaje de La Noire de... (1966) se detiene a presentarnos a Diouana limpiando la bañera, fregando los platos, lavando y tendiendo la ropa, pasando la fregona y haciendo la comida. El paraíso parece estar fuera, pero para ella las puertas están siempre cerradas. “Francia aquí es la cocina, el comedor, el baño y mi dormitorio. ¿Dónde está la gente que vive en este país?”, se pregunta. Confinada en un hogar ajeno, en su nueva vida no queda hueco para otra cosa que no sean las tareas domésticas. A la madame le molesta incluso que se vista con ropa elegante: “No vas a una fiesta”, le dice. Una criada no solo debe serlo sino parecerlo y para eso es importante que se ponga un mandil o responda a la llamada de una campanilla. Es fácil pensar hoy La Noire de... como un retrato pre-Jeanne Dielman... (Chantal Akerman, 1975) de la alienación de la mujer, de la descomposición mental fruto de la soledad, el encierro y la rutina, pero no podemos, por supuesto, obviar la componente racial y colonial. Diouana no es una mujer, sin más, al servicio de una familia; es, ante todo, una mujer negra, como recalca el título. Una mujer que fue seleccionada a ojo en una plaza en Dakar por su buena pinta, en una escena que evoca sin disimulo los antiguos mercados de esclavas de los cuales esa “plaza de las criadas”, como la llaman, sería una suerte de actualización burguesa. En Francia una de sus primeras funciones será preparar una comida para varias personas, un arroz picante que a ojos europeos suena a “genuina cocina africana”, y en un momento singularmente humillante uno de los invitados se levantará de la mesa para cumplir un deseo pendiente, el de “besar a una negra”. A la hora del café dirán de ella que no habla francés pero lo entiende “por instinto, como los animales”. Diouana no pasa de ser un objeto bello y exótico cuya humanidad resulta irrelevante para quien somete su cuerpo y su cerebro (...)

Martin Pawley. Artigo completo publicado no número 174, de febreiro de 2023, da revista Caimán Cuadernos de Cine.