martes, 22 de maio de 2012

Cannes, 5: Kiarostami se reinventa en la comedia ácida con Like someone in love

por José Luis Losa

A medida que avanza este festival, y en medio de una borrasca atmosférica que ha empapado la alfombra roja de la Croisette y transformados sus pasillos en un territorio intransitable porque no se recuerda una descarga de agua así desde hace una década, los pesos pesados comienzan a resituar las cosas en su lugar. Si el domingo fue un contenido Haneke, ayer le tocó el turno al iraní Abbas Kiarostami y al francés veteranísimo Alain Resnais, quien en unas semanas cumplirá 90 años.



Kiarostami ofrece en Like someone in love una prodigiosa reinvención de si mismo: el autor de tantos dramas existenciales, de tan arduas reflexiones sobre la creación artística presidida por la austeridad, de pronto se presenta como el padre de una tierna y tragicómica historia de amor, el extraño conocimiento de un anciano y una prostituta que inician una noche lo que parece que va a ser una relación mercantil de sexo por dinero y terminan embarcados en una aventura emotiva que podría leerse perfectamente como una comedia clásica norteamericana, ya que en la soledad a dúo de los actores Tadashi Okuno y Rin Takamashi hay, sin ir más lejos, ecos de una obra cumbre de la comedia agridulce como El apartamento. Curiosamente, Kiarostami enlaza en esta pareja dos conceptos que presiden dos de las películas más comentadas hasta ahora del festival: el tráfico de sexo, con el cual Ulrich Seidl componía en Paradise: love, una poderosa oda a la sordidez, y el amor en la vejez, del que Haneke extraía una mesurada pero oscura pieza de cámara en Amour. Vejez y sexo por amor son mezclados por Kiarostami en Like someone in love y lo que obtiene es un film de pletórico optimismo, un enredo, a su singular modo romántico, de deliciosa frescura, un encuentro en la madrugada de dos extraños a los que tras una peripecia non-stop sin transiciones de la noche al día (también hay guiños al After hours de Scorsese) deseamos con intensidad que en sus respectivos estados de desolación encuentren una empatíaa que no los separe nunca. Que quien, como Kiarostami, durante tantos años fue caracterizado como cineasta del pesimismo existencial se rebele, súbitamente, con la luminosidad y el vitalismo loco que preside Like someone in love es una portentosa declaración de talento y de amor al cine y a la naturaleza humana.



Y si es prodigioso el giro vitalista de Kiarostami, qué decir de Alain Resnais, que el 3 de junio cumplirá 90 años y con Vous n’avez encore rien vu ofrece una pirueta sobre el teatro dentro del cine que es enérgica, coreográfica celebración de la profesión de actor. A partir del montaje de la Eurydice de Jean Anouilh, Resnais orquesta sobre la pantalla/escenario uno de esos orfebres corales en donde sus viejos conocidos, gente de respeto, nada menos que Mathieu Amalric, Sabine Azema, Lambert Wilson o el colosal Michel Piccoli, articula un proscenio donde el amor, la música, el vodevil, confluyen en otra jovial obra mayúscula de Resnais. Podría, por razones de biología, ser su pieza testamentaria. Pero lo que expira este nuevo film del realizador francés es una sensación de que el espectáculo va a continuar.

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