sábado, 7 de xaneiro de 2023

The 2022 Great Cinema Party

El primer año de la “normalidad” después de la pandemia acabó siendo el que más sufrió sus efectos. Si en 2021 se habían recuperado todas las películas que se habían pospuesto el año anterior, en 2022 se notó de forma acusada el parón en la producción, especialmente en el cine norteamericano y en cierta producción de género. Que buena parte de este cine se haya derivado a las plataformas de streaming (dando lugar a un cine hipervitaminado en sus presupuestos y en su presunta libertad creativa) provoca que una aparición tan tímida como tardía como la de la película de Greg Mottola se convierta en un motivo de celebración y regocijo: necesitamos más películas como Confess, Fletch (que, en última instancia, ha acabado por estar solo disponible en esas mismas plataformas, pero en alquiler) y menos como Blonde, White Noise y tantas otras. Si esta fiesta siempre ha estado muy desequilibrada hacia el lado del cine de autor (a veces, el más radical), me temo que este año aún lo está más. Uno tiene sus inclinaciones personales y cada vez encuentra menos motivos para cuestionarlas. Para muestra, la película que me parece indiscutiblemente la mejor del ano, Pacifiction, si acaso acompañada en el pódium por Trenque Lauquen y Geographies of Solitude.

Como ya empieza a ser tradición, algunos bonus tracks. El primero se explica por su propia naturaleza, una instalación (que formaba parte de la exposición Vive le cinéma!, de Tabakalera en San Sebastián). Los segundos representan una novedad, tres descubrimientos de este año, entendidos en el sentido estricto de la palabra, pues se trata de tres películas (y dos directores) de las que no tenía constancia: puras revelaciones. Este es un primer y modesto intento, el año que viene prometo ser más generoso (si hay suerte).

A continuación, lo importante, los 50 invitados a la fiesta de este año que, por aquello de las coautorías, acaban siendo 57:

ARKUS, Lyubov: What Beat You Nothing
BALEKDJIAN, Anton, COUTURE, Léo & EUSTACHON, Mattéo: Mourir à Ibiza (un film en trois étés)
BECKERMANN, Ruth: Mutzenbacher
BELLOCCHIO, Marco: Esterno notte 
BURNS, Ken, NOVICK, Lynn & BOTSTEIN, Sarah: The U.S. and the Holocaust 
CITARELLA, Laura: Trenque Lauquen
CLARKE, Declan: Saturn and Beyond (2021)
CONTENTO, Augusto: Viaggio nel crepuscolo (2021)
CRONENBERG, David: Crimes of the Future
DIOP, Alice: Saint Omer
EASTEAL, David: The Plains
EISENBERG, Daniel: The Unstable Object II
FARAHANI, Mitra: À vendredi, Robinson
GOMIS, Alain: Rewind & Play
HERS, Mikhaël: Les passagers de la nuit
HOGG, Joanna: The Eternal Daughter
KOGOHARA, Takeshi: Nagisa
KREUTZER, Marie: Corsage
LISTORTI, Leandro: Herbaria
LOCKHART, Sharon: Eventide
LÓPEZ RIERA, Elena: El agua
MATHIAS, Marian: Runner
MAZUY, Patricia: Bowling Saturne
MILLS, Jacqueline Mills: Geographies of Solitude
MONTOYA, Theo: Anhell69
MOTTOLA, Greg: Confess, Fletch
NALIN, Pan: Last Film Show (2021)
OMIRBAYEV, Darezhan: Poet
QIU Jiongjiong: A New Old Play (2021)
QUEIRÓS, Adirley & PIMENTA, Joana: Mato seco en chamas
REICHARDT, Kelly: Showing Up
RODRIGUES, João-Pedro: Fogo-Fátuo
ROUSSEAU, Jean-Claude: Welcome
RUSSELL, Ben: Against Time
SATO, Masahiko, SEKI, Yutaro & HIRASE, Kentaro: Roleless
SCHÄUBLIN, Cyril: Unrest
SERRA, Albert: Pacifiction
SIMÓN, Carla: Alcarràs
SKOLIMOWSKI, Jerzy: Eo
STIGTER, Bianca: Three Minutes: A Lengthening (2021)
TAFAKORY, Maryam: Nazarbazi
TREMAINE, Jeff: Jackass Forever

Bonus track I (instalación): Bodies of Negroes. I Will Sculpture God, Grim and Benevolent (Lemohang Jeremiah Mosese).

Bonus tracks II (descubrimientos): Thamp (Aravindan Govindan, 1978), About the Art of Love or a Film with 14441 Frames (Karpo Godina, 1972), Butterflies Don’t Live Here (Miro Bernat, 1958).

Jaime Pena
7 de enero de 2023

domingo, 1 de xaneiro de 2023

La Internacional Cinéfila 2022

[1. Cinco películas de 2022 estrenadas en festivales, cines o plataformas]

PACIFICTION, Albert Serra, 2022. Para mí la indiscutible mejor película del año, llegó en el momento justo para convertirse, además, en el más certero retrato de la degradación del presente, marcado por la creciente negación de la política en su acepción más noble y su sustitución por un grotesco sucedáneo al servicio de la explotación capitalista del medio ambiente y los cuerpos humanos. PACIFICTION es, en muchos sentidos, un final de trayecto. No queda ya mucho por decir.

FOGO-FÁTUO, João Pedro Rodrigues, 2022. La película más festiva del año es, en el fondo, un melodrama amargo que habla de la renuncia al amor y el placer y de la destrucción de la naturaleza, pero lo hace bajo un disfraz de comedia musical hilarante, irresistible. ¿Hay algún cineasta más libre que João Pedro?

GEOGRAPHIES OF SOLITUDE, Jacquelyn Mills, 2022. Me deslumbró este documental sobre la naturalista Zoe Lucas, que lleva décadas viviendo sola en una isla de Canadá, Sable Island. El minucioso trabajo de catalogación que efectúa Zoe sobre la flora y fauna de la isla, pero también sobre la basura que llega desde muy lejos hasta allí, encuentra su paralelo en el esfuerzo de la cineasta para encontrar una forma adecuada y experimentar con el cine y con la naturaleza.

EVENTIDE, Sharon Lockhart, 2022. Si hay una película de 2022 que parece hecha expresamente para mí, esa es este corto de Sharon Lockhart. Paisaje, comunidad, cielos estrellados: ¿qué más puedo pedir

CHHELLO SHOW / THE LAST FILM SHOW, Pan Nalin, 2021 Un maravilloso canto a la curiosidad y a la creatividad que se pregunta, de manera exultante, por el fundamento mismo del cine.

Bonus tracks: EL SEMBRADOR DE ESTRELLAS de Lois Patiño (2022), un escalón más en la progresión sin límite de mi cineasta gallego preferido. O TEU PESO EM OURO (2022), el mejor Sandro Aguilar desde SINAIS DE SERENIDADE. HAULOUT (Maxim Arbugaev y Evgenia Arbugaeva, 2022), tan apabullante como el paisaje de miles de morsas que nos muestra.

[2. Ópera prima]

MISTIDA, Falcão Nhaga, 2022. Porque es una verdadera primera (primerísima) película, un corto de escuela hecho por un joven de 20 años. Porque tiene dentro a Bia Gomes, una actriz fabulosa. Porque es el notable debut de un cineasta afrodescendiente, y eso es en sí mismo un hecho importantísimo para el cine portugués.

[3. Película de mi país, Galicia]

ROMPENTE, Eloy Domínguez Serén, 2022. Un muy buen corto de un director gallego, con producción gallega (Zeitun Films) y en lengua gallega.

[4. Una película del pasado descubierta en 2022]

Cada año dedico más tiempo al cine del pasado y es siempre un gozo constatar que hay cientos de obras maestras por descubrir. El asombro más reciente vino dentro de la excepcional retrospectiva del Festival de Cine de Sevilla “Hacia otra historia del cine europeo”, programada por Javier H. Estrada: el ciclo entero es memorable, pero en particular me impresionó muchísimo la húngara FAGYÖNGYÖK / MISTLETOES de Judit Ember (1978). Su última media hora (un parto, la bienvenida al bebé por parte de la comunidad) es emocionante en grado sumo, una revelación.

La muerte de Sidney Poitier me sugirió dedicar muchas noches a revisar películas con protagonistas afroamericanos de los 50 y 60. Actores y actrices sensacionales que no tuvieron la continuidad que merecían, de los inmensos Harry Belafonte y Ruby Dee a los menos populares Brock Peters o Ivan Dixon. Destaco en especial dos filmes que desconocía: A RAISIN IN THE SUN (Daniel Petrie, 1961) y NOTHING BUT A MAN (Michael Roemer, 1964).

Por último, 2022 fue también el año en que la Filmoteca de Galicia me hizo entender que el mejor TWIN PEAKS de la historia lo filmó en 1977 Al Wong.

[5. A modo de epílogo]

El 1 de enero de 1923 es la fecha de nacimiento del genial escritor y cineasta senegalés Ousmane Sembene, figura fundacional de los cines africanos. 2023 es el año de su centenario, y esta efeméride no debería pasar inadvertida en ningún país del mundo.

Martin Pawley. Pode consultarse a votación completa e todas as listaxes e textos individuais no imprescindíbel sitio web do promotor da iniciativa, o crítico arxentino Roger Koza. 

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Anteriores votacións para La Internacional Cinéfila: 2021 | 2020 | 2019 | 2018 | 2017 | 2016 | 2015 | 2014

Propósitos de año nuevo

El cambio de año es un momento perfecto para plantearse una pregunta decisiva: ¿qué cielo queremos? 

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Terraza de café de noite (Vincent van Gogh, 1888)
En septiembre pasado alcanzó inesperada repercusión mediática un artículo en la revista Science Advances que cuenta con el astrofísico español Alejandro Sánchez de Miguel entre sus firmantes: Environmental risks fromartificial nighttime lighting widespread and increasing across Europe (Riesgos medioambientales de la iluminación artificial nocturna generalizados y en aumento en toda Europa). La nota de prensa de la Universidad Complutense de Madrid resumía las conclusiones y proporcionaba titulares fáciles de recordar, no precisamente gratificantes. Utilizando tanto imágenes de cámaras digitales desde la Estación Espacial Internacional como las del satélite Suomi NPP, el equipo investigador obtuvo datos realistas de la variación de la contaminación lumínica en el continente europeo y evaluó el cambio en las características espectrales de la luz artificial. Las conclusiones no producen sorpresa: las noches europeas son cada vez más brillantes y más azules. A lo largo de los periodos 2012-2013 y 2014-2020 las emisiones de color verde se incrementaron un 11,1 % mientras que las de azul crecieron más del doble, un 24,4 %, fruto de la instalación generalizada de luz led blanca, la que más impacto tiene en la salud humana (por su capacidad para reducir la producción de melatonina), el medio ambiente y la contemplación del cielo estrellado. Europa asiste, sin inmutarse, a la destrucción de la noche.

Periódicamente dedico esta columna (ver Astronomía, números 258, 268) a recordar que la contaminación lumínica no es un problema tecnológico, sino social y político. No hay ninguna razón que justifique que no tengamos un firmamento razonablemente bueno encima de nuestras casas o, al menos, a muy poca distancia de ellas. El conocimiento científico presente permite estimar hasta dónde llegan –y, por lo tanto, hasta dónde afectan– los fotones emitidos por cada una de las farolas de nuestro entorno; sabemos bien que la contaminación lumínica excede, con mucho, el ámbito local para extenderse a regiones amplias que superan las fronteras estatales. Ese mismo conocimiento puede emplearse en sentido contrario y determinar cómo iluminar las calles de cualquier ciudad para conseguir el nivel deseado de oscuridad del cielo. Cómo iluminar A Coruña, Pamplona, Sevilla o Valencia para ver estrellas de tercera magnitud en la mayor parte del término municipal. Cómo planificar la iluminación para que la Vía Láctea se reconozca con nitidez. Cómo ordenar el alumbrado navideño para que sea compatible con las verdaderas luces de estas fiestas, el espectacular hexágono de invierno poblado de alicientes para la observación con prismáticos, de la nebulosa de Orión al cúmulo de las Pléyades.

He ahí la cuestión: ¿qué cielo queremos? Reparen en que no digo «con qué cielo nos conformamos», puesto que la situación actual (calamitosa) es reversible. ¿Aceptamos perder aún más cielo, naturaleza y salud, o reclamamos la recuperación de una noche que físicamente necesitamos? ¿Queremos ver la Vía Láctea o no? ¿Queremos que el paisaje natural sea eso, «natural»», es decir, oscuro por las noches? Esa es la pregunta sobre la cual debe reflexionar toda la comunidad astronómica profesional y aficionada. Solo cuando tengamos clara la respuesta estaremos en condiciones de promover un debate público y exponer ante toda la sociedad nuestras bien fundamentadas razones.

Martin Pawley. Artigo publicado na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 283, xaneiro de 2023.