THE ASSISTANT (Kitty Green). El más lúcido retrato contemporáneo del machismo y el servilismo alienante inherente al capitalismo depredador, que evoca sin miedo la herencia de Chantal Akerman.
NEVER, RARELY, SOMETIMES, ALWAYS (Eliza Hittman). La escena que justifica el título es, probablemente, la más emocionante del año. Todo lo demás está a la altura.
UNDINE (Christian Petzold). Aunque muy lejos de la anterior TRANSIT y sobre todo de PHOENIX, para mí una de las películas clave de este siglo, encuentro admirable la valentía del director alemán para combinar un relato de amor casi sobrenatural con el análisis lúcido de las transformaciones modernas de Berlín.
LÚA VERMELLA (Lois Patiño). El cineasta gallego se adentra en la ficción (fantástica) para fabricar su mejor película desde COSTA DA MORTE. Un salto adelante que se asienta sobre un elemento básico en su obra, la construcción de la identidad cultural como un cruce permanente entre paisaje y mito.
NOITE PERPETUA (Pedro Peralta). El mejor cineasta portugués del futuro cierra una trilogía, con MUPEPY MUNATIM y la magistral ASCENSÃO, sobre (la necesidad de) el duelo y la despedida. El corto más hermoso de un año que nos trajo otra genialidad de Sandro Aguilar, ARMOUR.
Bonus track: una espléndida película para televisión, LOVERS ROCK, lo mejor que ha hecho nunca Steve McQueen.
ÓPERA PRIMA
Creo que en el siglo XXI no tiene ya mucho sentido «pensar» en términos de óperas primas. Para alguna gente podría serlo THE ASSISTANT, primera ficción de una directora con experiencia en el documental. O SWALLOW, el primer largo en solitario de un director, Carlo Mirabella-Davis, que ha hecho antes otros trabajos. Elijo una opera prima canónica, SHITHOUSE de Cooper Raiff, que escribe, dirige, edita y protagoniza una película tan pequeña y modesta como agradable e inteligente. ¿Ha nacido una estrella
PELÍCULA DE MI PAÍS
Ya citada en mi lista general, indiscutible: LÚA VERMELLA de Lois Patiño.
UNA PELÍCULA PARA LA PANDEMIA
Los meses de confinamiento me sirvieron para revisar mucho cine. Empecé con películas largas, desde SHOAH al primer HEIMAT, aprovechando que había tiempo disponible. Luego me puse a ver las primeras películas sobre la otra pandemia de nuestras vidas, el SIDA, y me agradó especialmente descubrir BUDDIES de Arthur J. Bressan Jr, que se conserva muy bien. El SIDA está de fondo, metafóricamente, en una de las películas que más me fascinan de todos los tiempos, una obra maestra a la que vuelvo cada pocos meses: BOOK OF DAYS de Meredith Monk, que habla también de intolerancia y de como cualquier espacio, por neutro que parezca, acoge las huellas del pasado. Pero quiero destacar otra película distinta, una de mis favoritas de siempre, una que, de hecho, me gusta cada vez más y me hace pensar cada vez más, también el año de la COVID-19: THE DAY THE EARTH STOOD STILL de Robert Wise, un film clave para reflexionar sobre la ciencia en el cine y visionario en muchos sentidos.
Martin Pawley. Pode consultarse a votación completa e todas as listaxes e textos individuais no imprescindíbel sitio web do promotor da iniciativa, o crítico arxentino Roger Koza.
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