Decidí incluir en mi lista únicamente películas estrenadas en 2015, para evitar títulos que fueron ya abundantemente citados en la Internacional Cinéfila precedente. Eso supuso descartar de antemano una de las obras que más me hizo pensar este año, ADIEU AU LANGAGE de Jean-Luc Godard, que vi en Porto en enero, para concentrarme en películas más recientes, muy obvias las dos primeras, las otras no tanto. Siento que cada vez hay más películas que admiro que quedan ocultas, invisibles, porque escapan de la “espectacularidad autoral” que en ciertos foros y festivales se exige y espera. Pienso en todas esas (grandes) películas sin episodios obscenos de violencia, sin extravagancias narrativas carentes de justificación o sin decisiones formales caprichosas y gratuitas. Películas “sencillas”, “menores” si detrás de ellas se encuentran grandes cineastas, carne de secciones paralelas porque la primera división está reservada a los sospechosos habituales, a los fabricantes de espectáculos pirotécnicos. Películas como VICTORIA, la realmente buena, la de Juan Villegas, joyas que sin hacer ruido nos hacen mejores.
Estas son mis cinco elegidas:
THE ASSASSIN, Hou Hsiao-hsien (Taiwán-China-Hong Kong-Francia, 2015). Mi número uno indiscutible, o de como el cine se reinventa a hombros de gigantes. Es extremadamente densa y hermosa, sí, pero ni su densidad ni su hermosura son asfixiantes; antes al contrario, te sume en una sensación de confort que apuntala desde el primer plano su condición de clásico instantáneo.
AS MIL E UMA NOITES, Miguel Gomes (Portugal-Francia-Alemania-Suiza, 2015)
Mi número dos indiscutible es, además, el acto fílmico más valiente en muchos años. Está ya en la historia por su creatividad desbordante y por hacer el relato necesario de un país y un tiempo. Su tercer volumen, el mejor, desvela la intención última del conjunto: cantar con orgullo la necesidad humana de ir en busca de la belleza.
NO HOME MOVIE, Chantal Akerman (Bélgica-Francia-2015)
Después del 5 de octubre de 2015 será imposible verla sin sentir un escalofrío en sus minutos finales, pero antes de esa fecha ya era una obra maestra, plenamente coherente con el universo de su autora. Una emocionante ventana abierta a una relación madre e hija que se convierte, también, en un retrato de los espacios del hogar.
JOHN FROM, João Nicolau (Portugal, 2015)
Lo repito una vez más: nadie cuenta la vida de barrio y la adolescencia como João Nicolau. Su cine, siempre elegante, es la antítesis de la crueldad; si una palabra le hace justicia, esa es “cariño”. Cariño a sus personajes, también hacia el espectador, algo poco valorado por esos grandes festivales que sueñan con películas en las que a alguien le queman los testículos.
MI AMIGA DEL PARQUE, Ana Katz (Argentina)
Extraordinaria comedia sobre (los desajustes de) la maternidad protagonizada por una actriz eminente, Julieta Zylberberg, secundada por una no menos memorable Ana Katz, también guionista y directora. Literalmente perfecta, se hará más y más grande a lo largo de 2016.
Fuera de catálogo: UM DIA NORMAL (Jornal Público, 2015) – Para celebrar su 25 aniversario, el periódico portugués Público emprendió una iniciativa excitante a más no poder: retratar Portugal a través de un filme de 24 horas que quedaría disponible online, 1440 planos de un minuto con verdadero poder adictivo. Un montaje especial de 60 minutos realizado posteriormente para DocLisboa (y exhibido también en Cineuropa) demostró la versatilidad de un proyecto de ilimitada capacidad de sugerencia.
Película de mi país
Si alguien me pregunta cuál es mi país, respondería que es Galicia. Y la mejor película este año en Galicia, y una de las mejores de 2015 a secas, es VERENGO de Víctor Hugo Seoane. Los que miden las películas por su duración o su presupuesto pensarán que es pequeña; no lo es, es muy grande, muy cálida y muy bella. Habla de la vida en un pequeño pueblo y lo hace sin caer en la fascinación urbanita y bucólica por las vacas y los árboles, pero tampoco en el lamento pesimista por los tiempos idos. Habla de la vida que “es”, sin admiraciones y sin lágrimas. Si una palabra le hace justicia, esa es “amor”.
Mi pasaporte dice que soy español. También lo es el asturiano Ramón Lluis Bande, que es para mí el “hombre del año” en esta parte del planeta. No sólo por su fabuloso EL NOME DE LOS ÁRBOLES, que documenta las heridas de la represión franquista en Asturias a través de la memoria de los vecinos, tal y como la han transmitido y preservado; también por L’ALZADA, una serie de cuatro capítulos con planos secuencia de seis o siete minutos que funcionó muy bien de audiencia en su emisión en prime time en el canal de televisión autonómico. Un hito, la demostración de que otra cultura audiovisual es posible.
Martin Pawley. Pode consultarse a votación completa e todas as listaxes e textos individuais no imprescindíbel sitio web do promotor da iniciativa, o crítico arxentino Roger Koza.
Ningún comentario:
Publicar un comentario