AHED’S KNEE (Nadav Lapid)
ANNETTE (Leos Carax)
DRIVE MY CAR (Ryûsuke Hamaguchi)
MEMORIA (Apichatpong Weerasethakul)
STE ANNE (Rhayne Vermette)
¿Solo cinco? Es especialmente difícil en un año que en el fondo fueron dos, 2020 y 2021 a la vez. Llevo varios minutos escribiendo y borrando títulos. Necesito hacer sitio para Verhoeven, para Céline Sciamma. ¿De verdad no pueden ser siete?
Película nacional:
Tomando por patria mi lengua, la película nacional que elijo es, sin duda, DIÁRIOS DE OTSOGA de Miguel Gomes y Maureen Fazendeiro.
Primera película:
La gran ópera prima de 2021 es STE ANNE. Desconocía por completo la obra de Rhayne Vermette, para mí la cineasta revelación de este año.
Cineasta emergente:
Me resulta difícil ponerle un marco temporal al adjetivo «emergente». ¿Cuántos años y cuántas películas debe tener una o un cineasta para dejar de serlo? Elijo a un amigo, el mejor cineasta portugués del futuro y uno de los más inteligentes del presente, Pedro Peralta, autor de tres cortos maravillosos que está preparando su primer largo. No tengo duda de que entre las películas que más me gustarán de la próxima década habrá alguna(s) suya(s).
UNA REFLEXIÓN (A MODO DE EPÍLOGO)
Hace unos días visité una vez más el Planetario de Pamplona, que en 2018 experimentó una reforma que mejoró de forma notabilísima la calidad de la proyección. Llenan la inmensa cúpula de 20 metros de diámetro dos proyectores 4K; la calidad de las imágenes es muy buena, pero es aún mejor la calidad de sonido, un sistema 13.1 con dos líneas de 6 altavoces a dos alturas, más otro adicional en el cénit (y otro para los graves). Las últimas producciones divulgativas del «Pamplonetario», como solemos llamarlo, hacen ya uso de ese potencial. Los sonidos pueden provenir de un sitio preciso de la cúpula, así que el resultado no es una masa plana, homogénea, sino que tiene volumen: hay cosas que suenan cerca del horizonte y cosas que suenan a gran altura. Es no ya el mejor planetario, sino la mejor sala de proyección que conozco, solo que tiene forma de semiesfera.
Las películas para planetario tienen en su mayoría un perfil didáctico, pues ese es su mercado principal. Desde hace unos años, muy pocos, las cámaras ofrecen la suficiente resolución como para llenar una cúpula de 600 metros cuadrados; no es preciso recurrir ya a las imágenes sintéticas, creadas en un computador. Pueden utilizarse fotografías, time-lapses y ahora ya incluso vídeo. Olvídense (definitivamente) del 3D: no hay experiencia inmersiva mejor que la de un planetario. Pero una pantalla curva es muy diferente de una pantalla plana y eso obliga a inventar otro lenguaje, algo per se fascinante. ¿Cómo mover la cámara sin que el resultado sea confuso, mareante, para el espectador? ¿Qué encuadres resultan hermosos en una cúpula y cuáles no? Hay que pensar las imágenes desde cero. Es un desafío para creadoras y creadores con talento; me sorprende que no haya cineastas que se lancen a «pensar» películas para planetarios. ¿Quién se anima?
Martin Pawley. Pode consultarse a votación completa e todas as listaxes e textos individuais no imprescindíbel sitio web do promotor da iniciativa, o crítico arxentino Roger Koza.
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