En la segunda mitad de los 80 el cine portugués vivió, casi sin saberlo, la emergencia de una brillante generación de directores. Se sucedieron en pocos años la estimable ópera prima de Vítor Gonçalves Uma rapariga no verão, los sensacionales retratos de iniciación de Joaquim Pinto Uma pedra no bolso y Onde bate o Sol y el debut de Rita Azevedo Gomes con O som da Terra a tremer. Pudo ser el origen de algo muy importante pero la cruda realidad se impuso al talento y lo que vino a continuación fue una frustrante colección de largos silencios. Ninguna película ejemplifica tan bien ese esplendor interrumpido como la magistral Xavier de Manuel Mozos, estrenada una década después de su rodaje, en 2003, ya otro siglo y otro mundo.
Pero la historia, por una vez, tiene final feliz. Pinto ha vuelto a situarse en primer plano con E agora? Lembra-me, una de las películas por las que recordaremos un 2013 que nos trajo también el retorno de Gonçalves (¡después de veinticinco años!) con A vida invisível. Antes llegó el reconocimiento internacional, de Rotterdam a la Viennale, de A vingança de uma mulher, la obra que nos obligó a los aficionados a volver la mirada sobre Rita Azevedo Gomes. Sobre su cine respetuoso con la palabra, literario en el buen sentido, con frecuencia deliberadamente teatral pero también capaz -caso de Frágil como el mundo- de lanzarse con arrojo y acierto por el camino de la fantasía romántica. Que evidencia en su cuidado visual la formación artística de la autora y se sobrepone a la precariedad a través de la representación y el artificio. Un cine que no confunde jamás el rigor con la falta de pasión.
Martin Pawley. Texto escrito para o catálogo do BAFICI 2014, que dedica un foco á directora portuguesa Rita Azevedo Gomes. O catálogo pode descargarse aquí (PDF, 15,4MB).
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