martes, 31 de decembro de 2024
Temos as estrelas
sábado, 21 de decembro de 2024
Palabras para o ceo
![]() |
Fotografía de Fins Eirexas do ceo estrelado dende unha furna na praia de Osmo, Corme. Na imaxe pode verse a estrela Rosalíadecastro. |
venres, 20 de decembro de 2024
Con todos os abrazos [Feliz 2025]
martes, 17 de decembro de 2024
Redescubrirmos María Luz Morales (e II). Pioneira da crítica.
xoves, 12 de decembro de 2024
Henry Fonda for President
![]() |
Xardín de rosas en memoria de Henry Fonda, no filme Henry Fonda for President. |
luns, 9 de decembro de 2024
Redescubrirmos María Luz Morales (I). A escritora e Galiza.
domingo, 1 de decembro de 2024
Devolvámosle la Vía Láctea a las ciudades
Es factible mantener una iluminación urbana suficiente y garantizar al mismo tiempo la contemplación de un cielo estrellado.
* * *
![]() |
Fotograma de Happy Together (Wong Kar-wai, 1997) |
En un artículo de referencia sobre el papel de la luz artificial en el tránsito de peatones y vehículos, Road lighting research for drivers and pedestrians: The basis of luminance and illuminance recommendations, Steve Fotios y Ron Gibbons, profesores los dos en escuelas de arquitectura, exponían como en la segunda mitad del siglo XX se habían multiplicado por siete los niveles medios de iluminación pública en el Reino Unido sin causa justificada. Aún en la década de los 50 la iluminancia media en las calles británicas no pasaba de 2 lx, un valor que empezó a crecer de forma exponencial a partir de los 60 para alcanzar una cifra próxima a los 10 lx en los 80 y a los 14 lx hacia el cambio de siglo. «Los cambios en la tecnología», escribían, «han promovido lámparas de mayor eficacia y los niveles de luz pueden haber aumentado porque podía hacerse, no porque hubiera evidencia de un beneficio por eses mayores niveles de luz».
No son infrecuentes los relatos de grandes urbes que, hace un siglo, optaban por no hacer uso de la luz artificial las noches de Luna llena con la convicción de que esa luz natural (0,2 lx) llegaba de sobra. Una concepción errada de la modernidad empezó a convertir los espacios urbanos en territorios dominados por los vehículos privados; las ciudades se llenaron de vías de alta capacidad repletas de coches a alta velocidad, con Los Ángeles como paradigma, y eso impulsó una mayor demanda de iluminación, alentada además por los correspondientes intereses industriales. El tecnocapitalismo nos convenció de que la seguridad equivalía a «mucha luz», lo cual jamás fue cierto. La Comisión Internacional de Iluminación (CIE, por sus siglas en francés) recomienda hoy para vías de baja velocidad (por debajo de 40 km/h) niveles de iluminancia entre 2 y 15 lx en función de la intensidad de uso, composición del tráfico y otros factores. Para una calle con escaso tráfico nocturno 5 lx podría ser suficiente, pero en España esa cifra se multiplica de forma rutinaria por cuatro. O más: pasear con un luxómetro trae siempre muchas sorpresas y, sobre todo, muchos disgustos.
Con esos números en la cabeza, parece evidente que reducir hasta en un 75 % los niveles de iluminación no es una quimera, sino algo bastante factible. En A Coruña, esa reducción hipotética del 75 % permitiría observar a simple vista objetos de magnitud superior a 5, esto es, disponer de un cielo de varios cientos de estrellas en todo el municipio, incluido el centro, y reconocer la Vía Láctea al menos cerca del cénit. Incluso en ciudades mucho más grandes, como Madrid o Barcelona, una rebaja de ese orden de magnitud permitiría recuperar un paisaje parecido en buena parte de su superficie. Cualquier ciudad podría contar con su propio mirador del cielo y eso sería perfectamente compatible con mantener la iluminación necesaria para garantizar el desplazamiento seguro de personas y vehículos. Podemos recuperar lo que nos robaron con engaños.
Martin Pawley. Artigo publicado orixinalmente na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 306, decembro de 2024.