martes, 1 de abril de 2025

Sin música ni poesía

El cosmólogo italiano Roberto Trotta reflexiona en su libro Nacidos de las estrellas sobre todo lo que le debemos a los cielos estrellados.

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Podría parecer esperable que las personas que se dedican a la astronomía manifestasen un compromiso claro hacia la protección de la oscuridad natural de la noche, pero la realidad, o la experiencia, no nos permite aceptar con ligereza esa hipótesis. El ejercicio profesional competente de esta ciencia es perfectamente compatible con un absoluto desconocimiento práctico del firmamento, así como de la cultura y el arte que se inspiró en ese paisaje a lo largo de la historia. No es preciso gozar con el cielo nocturno para investigar en astrofísica, de la misma forma que no es imprescindible amar la observación ornitológica para trabajar en un laboratorio de biología.

El cosmólogo italiano Roberto Trotta reconoce en el prólogo del formidable libro Nacidos de las estrellas, editado por Pasado & Presente, el escaso bagaje observacional de una trayectoria que en su caso se orientó hacia la física teórica. Fue mientras preparaba una conferencia pública en el Imperial College de Londres, donde es profesor visitante de Astroestadística, cuando empezó a ser verdaderamente consciente de en qué medida las estrellas habían moldeado su vida (...)

Martin Pawley. O artigo completo pode lerse na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 310, abril de 2025. As persoas subscritoras poden acceder á revista no seu sitio web.

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