mércores, 1 de xaneiro de 2025

El artículo de las luciérnagas

Como creador y como pensador, Pier Paolo Pasolini estuvo siempre medio siglo por delante.

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Pier Paolo Pasolini en "Il Decameron" (1971)

El próximo 1 de febrero se cumplirán 50 años de la publicación en el Corriere della Sera de un brillante artículo de Pier Paolo Pasolini, «Il vuoto del potere», en español «El vacío de poder». Hoy ese texto no suele identificarse por su título original, sino por la definición poético-literaria de la que se valió el escritor y cineasta: es el «articolo delle lucciole», el artículo de las luciérnagas. «A principios de los años sesenta, a causa de la contaminación del aire y, sobre todo en el campo, a causa de la contaminación del agua (los ríos azules y los arroyos transparentes), comenzaron a desaparecer las luciérnagas. Fue un fenómeno fulminante y fulgurante. En unos pocos años ya no quedaron luciérnagas. (Son ahora un recuerdo, bastante desgarrador, del pasado: y un anciano que tenga ese recuerdo no puede reconocerse en los nuevos jóvenes como él era, y, por lo tanto, no puede tener aquellos hermosos sentimientos de antes)».

Pasolini utilizó la desaparición de las luciérnagas como un hito temporal que separaba dos periodos del régimen democristiano en Italia, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta aquel presente de 1975. Si en la primera fase la democracia era una mera formalidad basada «en una mayoría absoluta obtenida mediante los votos de enormes capas de las clases medias y enormes masas campesinas controladas por el Vaticano», marcada por unos valores que eran «los mismos que para el fascismo: la Iglesia, la patria, la familia, la obediencia, la disciplina, el orden, el ahorro, la moralidad», la segunda fase vio la sustitución del «viejo universo agrícola y paleocapitalista» por la rápida industrialización y la creciente abyección consumista, mientras el poder caía en manos de «ejércitos nuevos, en tanto que transnacionales, casi policías tecnocráticos». Italia se había convertido en pocos años «en un pueblo degenerado, ridículo, monstruoso, criminal. Basta salir a la calle para entenderlo. Pero, naturalmente, para comprender los cambios en las personas es necesario amarlas». El artículo finalizaba con una afirmación contundente: «en cuanto a mí (…) que quede claro: daría toda la Montedison [un gran grupo industrial italiano] por una luciérnaga».

Con su mezcla infrecuente de genialidad, conciencia crítica y empatía humanista, Pasolini nunca dejará de ser un referente intelectual. No tengo dudas de que hoy sería también crítico con la contaminación lumínica, una de las manifestaciones más aberrantes del uso y abuso de recursos del triunfante tecnocapitalismo y causa, además, del declive de sus añoradas «lucciole». Un declive que ya apuntaba con perspicaz ironía una película casi contemporánea, la magnífica Bushman de David Schickele (1971), a través de su muy carismático protagonista, el nigeriano Paul Eyam Nzie Okpokam: «Las luciérnagas se están extinguiendo en Inglaterra. ¿Sabes esa lucecita? Es su gran atracción sexual. Con todas esas luces que hay afuera, las farolas y las luces de neón, las pobres luciérnagas van por ahí intentando tener sexo con las bombillas. Ya ni siquiera pueden ver sus propias luces. Dios sabe lo que el hombre le está haciendo al mundo, jodiéndolo todo. Jodiendo las cosas equivocadas»

Martin Pawley. Artigo publicado orixinalmente na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 307, xaneiro de 2025.

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