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O Kursaal no filme para planetario "Pirineos la Nuit". Imaxe: Fernando Jáuregui |
Reducir la huella de carbono suele ser la estrategia principal en favor de la sustentabilidad y en eventos que implican la participación de muchas personas eso pasa por ahorrar en transporte y movilidad: dar prioridad al tren frente al avión siempre que sea factible, evitar viajes prescindibles de la organización y recortar envíos de material. Es común apostar también por la reducción y reciclaje de residuos, por minimizar el uso de papel o restringir el consumo de plástico, con las botellas de agua en el punto de mira. Todo eso está bien, pero no llega. La preservación de la naturaleza exige una visión global que atienda a toda clase de impactos y no se limite a la producción de gases de efecto invernadero: si alguien atropella a un lince, la desgracia no se vuelve menor si el coche es eléctrico. De la misma manera, un macroconcierto nocturno en un espacio natural no va a ser sustentable por mucho que se repartan ecovasos y se haga recuento de CO 2 , porque la contaminación acústica y lumínica asociada más la invasión masiva del espacio representan una agresión tan dañina como evitable. No existen los ecocidios sostenibles.
Aplaudo la voluntad del Zinemaldia por ser más verde, pero no olvido que su sede principal y emblema es el Kursaal, un palacio de congresos formado por dos grandes bloques que de noche se convierten literalmente en
dos enormes cajas de luz, o sea, pura contaminación lumínica. Confío en que algún día veamos el Kursaal apagado bajo las estrellas: no podría imaginar un gesto mejor por el medio ambiente.
Martin Pawley. Artigo publicado na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 279, setembro de 2022.
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