xoves, 15 de xuño de 2023

Que no desaparezca el canto de los pájaros

Miles de millones de aves mueren cada año en las ciudades víctimas de colisiones.

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Annual Bird Layout, FLAP
Hace casi treinta años, Michael Mesure encontró un pájaro que había chocado con un edificio. Era un ejemplar de mascarita común, una especie aún abundante en Norteamérica, y se propuso llevarlo a un centro de recuperación. Mientras iba de camino en coche, el pájaro se escapó de la bolsa, se posó en el espejo retrovisor y empezó a cantar. Michael siguió conduciendo, embelesado por su música, hasta que de repente el pájaro quedó en silencio y cayó al suelo muerto.

Este episodio fue el estímulo, a la vez poético y trágico, que impulsó una feliz iniciativa: el nacimiento en Canadá en 1993 de FLAP, siglas de Fatal Light Awareness Program, una organización dedicada específicamente a concienciar sobre la masacre continua de aves por colisiones. Durante el día, la luz solar que incide en los edificios es un peligro para los pájaros, que pueden verse atraídos por la imagen reflejada de un paisaje sobre los cristales, pero no ven los cristales en sí, por lo que a menudo se golpean contra estos. La contaminación lumínica extiende la amenaza a la noche, pues además el brillo de las ciudades atrae a las aves, que quedan literalmente atrapadas por las marañas de luces y vuelan hasta quedar exhaustas.

La cantidad de muertes por choques directos con edificios es enorme. El artículo A first estimate for Canada of the number of birds killed by colliding with building windows (Machtans et al., 2013) estimaba en 25 millones el número de ejemplares que se pierden anualmente en Canadá por esta causa. Un artículo posterior, Bird–building collisions in the United States: estimates of annual mortality and species vulnerability (Loss et al., 2014), calculaba entre 100 y 1000 millones cada año las muertes por choques en Estados Unidos. Incluso cuando no se producen resultados fatales inmediatos, los impactos pueden dejar aturdidos a los pájaros de forma que resultan más vulnerables a los depredadores y al tránsito de vehículos, especialmente si caen a tierra. FLAP organiza periódicamente un evento que hace dolorosamente visible este desastre ambiental cotidiano: el "Annual Bird Layout", la exposición pública de cientos de cuerpos recogidos por personas voluntarias, una actividad que desde 2001 ha sido imitada por muchos otros grupos conservacionistas. 

El sitio web de FLAP, www.flap.org, recoge algunas buenas prácticas para minimizar o evitar los daños, algunas tan sencillas como poner marcas en las ventanas que sin impedir el paso de la claridad sirvan de alerta para las aves. En horario nocturno, el apagado de luces innecesarias en edificios es una estrategia que salva vidas, en especial en primavera y otoño, cuando miles de millones de animales cruzan los cielos para efectuar sus viajes migratorios. La ciudad de Nueva York aprobó en diciembre ordenanzas de reducción de la iluminación con el objetivo de proteger a la fauna voladora. Si Nueva York puede, ¿a qué estamos esperando?

Martin Pawley. Artigo publicado na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 275, maio de 2022. 

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