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There are two kinds of light –
the glow that illuminates,
and the glare that obscures.
O, en traducción apresurada, «hay dos clases de luz,
la que ilumina y la que no deja
ver». Esta frase del escritor y humorista estadounidense James
Thurber abre el número 33 de
la serie de guías de buenas prácticas para áreas naturales protegidas que promueven conjuntamente la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza y la Comisión Mundial de
Áreas Protegidas (IUCN y WCPA,
por sus siglas en inglés). Este
nuevo volumen, The world at
night. Preserving natural darkness
for heritage conservation and night
sky appreciation, se dedica íntegramente a la preservación de la
oscuridad natural en favor de la
protección del firmamento nocturno y todo el patrimonio cultural asociado.
El primer capítulo se ocupa de
la contaminación lumínica y sus
impactos. Opta por una definición extremadamente sencilla de
la contaminación lumínica, que
entiende como el «uso inapropiado» de la luz artificial sobre el
exterior. Aunque sus efectos negativos sean muchos y muy diversos, y desde luego se incluyen
secciones sobre salud pública,
consumo de energía y seguridad,
la IUCN-WCPA pone especial énfasis, como es lógico, en los impactos sobre la naturaleza, tanto a nivel de grupos taxonómicos
(plantas, insectos y arácnidos,
anfibios, reptiles, aves, mamíferos terrestres y murciélagos) como de hábitats (dunas costeras,
playas y costas, desiertos cálidos y
matorrales, humedales y ríos, islas, océanos y arrecifes, praderas,
bosques caducifolios y perennifolios, zonas alpinas y de tundra
e incluso entornos urbanos).
Otro foco de interés es el patrimonio tangible y el conocimiento derivado de la observación del
cielo, desde los sitios de interés
arqueoastronómico, observatorios de referencia en la historia
de la astronomía o centros vinculados a la exploración espacial
hasta el vasto conjunto de prácticas culturales relacionadas con
el firmamento nocturno (métodos de navegación estelar, calendarios, narración oral, tradiciones
religiosas, etc.). Ninguna de ellas
sería posible sin un paisaje celeste que sirva de objeto de estudio
o de escenario en el que imaginar
relatos, y en consecuencia el borrado de ese paisaje por culpa de
la mala iluminación lleva aparejada una dolorosa pérdida cultural.
El capítulo dos se ocupa de los
lugares protegidos por la calidad
de su cielo. El tercero presenta
ejemplos concretos de reducción
de la contaminación lumínica
que favorecen un uso sostenible
de la naturaleza y la cultura de la
noche; las lecciones aprendidas
se analizan en el cuarto capítulo.
El quinto presenta directrices para la iluminación exterior, guiadas por principios fundamentales como utilizar luz solo donde
es necesaria y cuando es necesaria, en la menor cantidad posible y que minimicen las emisiones de las componentes azul y
violeta. Las buenas prácticas para fomentar la concienciación
pública se exploran en el capítulo sexto y las leyes y políticas
de diferentes países, en el séptimo. A modo de cierre, un último
apartado de conclusiones y varios apéndices con detalles técnicos. Un libro utilísimo que puede descargarse en PDF en esta
dirección: portals.iucn.org/library/node/51414
Martin Pawley. Artigo publicado na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 298, abril de 2024.
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