mércores, 16 de agosto de 2023

Ecocidios sostenibles

La pertinente preocupación por la huella de carbono no debe hacer olvidar otros impactos ambientales igualmente agresivos.

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O Kursaal no filme para planetario "Pirineos
la Nuit". Imaxe: Fernando Jáuregui
Cada mes de julio el festival «Curtas» de Vila do Conde (Portugal) es para mí una cita imperdible por su cuidada programación fílmica y la capacidad de todo el equipo para generar un entorno cordial. Una de las actividades de la última edición fue un inspirador coloquio sobre la sostenibilidad en los festivales de cine con representantes de diversos certámenes europeos, como Kino Otok en Izola (Eslovenia) o DocLisboa y el propio Curtas en el país vecino. Es importante que se integren las buenas prácticas hacia la naturaleza en la planificación de cualquier evento, y los de cine parecen estar tomando carrerilla. La Mostra de Venecia destaca en su presentación de este año el gran esfuerzo inversor en infraestructura y tecnología con la neutralidad en las emisiones de carbono y el uso exclusivo de fuentes de energía verdes como objetivo final. Septiembre es el mes de la Mostra pero también del Festival de San Sebastián, el más importante de los que se celebran en España. El Zinemaldia donostiarra inició también el camino hacia una mayor sostenibilidad con la elaboración y difusión pública de un interesante informe sobre su impacto ambiental; en junio el director, José Luis Rebordinos, anunció que el festival compensará algo más de la mitad de sus emisiones con dinero que se empleará en la regeneración de bosques a través del Fondo de Carbono Voluntario de Gipuzkoa.

Reducir la huella de carbono suele ser la estrategia principal en favor de la sustentabilidad y en eventos que implican la participación de muchas personas eso pasa por ahorrar en transporte y movilidad: dar prioridad al tren frente al avión siempre que sea factible, evitar viajes prescindibles de la organización y recortar envíos de material. Es común apostar también por la reducción y reciclaje de residuos, por minimizar el uso de papel o restringir el consumo de plástico, con las botellas de agua en el punto de mira. Todo eso está bien, pero no llega. La preservación de la naturaleza exige una visión global que atienda a toda clase de impactos y no se limite a la producción de gases de efecto invernadero: si alguien atropella a un lince, la desgracia no se vuelve menor si el coche es eléctrico. De la misma manera, un macroconcierto nocturno en un espacio natural no va a ser sustentable por mucho que se repartan ecovasos y se haga recuento de CO 2 , porque la contaminación acústica y lumínica asociada más la invasión masiva del espacio representan una agresión tan dañina como evitable. No existen los ecocidios sostenibles.

Aplaudo la voluntad del Zinemaldia por ser más verde, pero no olvido que su sede principal y emblema es el Kursaal, un palacio de congresos formado por dos grandes bloques que de noche se convierten literalmente en dos enormes cajas de luz, o sea, pura contaminación lumínica. Confío en que algún día veamos el Kursaal apagado bajo las estrellas: no podría imaginar un gesto mejor por el medio ambiente.

Martin Pawley. Artigo publicado na sección "La noche es necesaria" da Revista Astronomía, número 279, setembro de 2022.

luns, 7 de agosto de 2023

Entrevista a Isabel Ruth: "Para actuar, a persoa ten que se desdobrar e finxir, e eu nunca gostei moito de finxir"

Lenda viva do cinema, Isabel Ruth (1940) traballou cos principais directores portugueses do pasado e segue a ser unha figura de referencia no presente. Achegouse ao Curtas Vila do Conde para a estrea de Estações da Vida: Vento da Desordem de Tomás Baltazar e iso facilitou esta conversa cunha das mellores actrices do mundo. 

Isabel Ruth no Curtas, xuño de 2023. Imaxe: João Brites/Curtas Vila do Conde

Como foi a súa chegada ao cinema?
Nunca pensei en ser actriz de cinema nin de teatro, porque a miña vocación dende moi pequeniña foi a danza e a música. Eu era bailarina clásica, aparecín na televisión varias veces como bailarina e tamén nalgúns filmes da RTP, o Paulo Rocha viume e convidoume a facer Os Verdes Anos (1963). Viu un rostro que lle gustou, eu era moi moderna na época, tiña unha aparencia moi nouvelle vague. A rodaxe foi fácil, porque practicamente nós eramos amadores, en sentido literal, persoas que aman o que fan. Paulo tiña unha postura sempre moi pacífica e pasou o filme todo a contarme aquelas historias lindísimas do Xapón, que ouvía con moito pracer. Eu non estaba habituada a representar o texto, achaba aquilo todo moi estraño, e había cousas que non quería facer, dicía “eu iso non o digo, iso non o fago”, e el encontrábao gracioso. Fun o máis natural posíbel, naquela idade tiña un rostro bonito e calquera cámara que me filmase eu ficaba ben. Eu aínda prefiro Mudar de Vida (1966), aí xa tiña máis consciencia de representar e estaba máis a gusto.