luns, 19 de abril de 2021
Un revólver apuntando al Sol
Esta historia empieza en 1716, cuando el astrónomo inglés Edmond Halley expuso un ingenioso método para evaluar la distancia entre la Tierra y el Sol. Casi cuarenta años antes Halley había observado un ‘tránsito de Mercurio’, el paso del planeta como un punto por delante de la estrella. Se le ocurrió que determinando con precisión desde dos lugares diferentes el momento de contacto de un planeta (Mercurio o Venus) con el borde exterior e interior del disco, sería posible calcular con matemáticas no muy complicadas cuántos kilómetros nos separan del Sol, la llamada ‘unidad astronómica’. Este parámetro facilitaría deducir otras distancias entre cuerpos del sistema solar, relacionadas entre sí por las leyes de Kepler. La unidad astronómica era una llave que abría muchas puertas.
Aunque hay varios tránsitos de Mercurio por siglo, su pequeño tamaño aparente hace de Venus una opción más factible. El problema es que sus tránsitos son fenómenos infrecuentes: se producen por pares con un intervalo de ocho años y luego transcurre más de un siglo hasta el siguiente. Cada nuevo tránsito de Venus alentó, en consecuencia, muchas y bien organizadas expediciones científicas, con empeños tan novelescos –e infructuosos– como los de Le Gentil en 1761 y 1769, que acumuló avatares adversos y cuya larga ausencia del hogar provocó que fuese declarado oficialmente muerto (...)
Martin Pawley. Artigo publicado no número 103, de abril de 2021, da revista Caimán Cuadernos de Cine. Pode lerse o artigo completo no sitio web da revista.
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