mércores, 4 de novembro de 2015

Mientras exista el canto de los pájaros

Cualquier acercamiento a As Mil e Uma Noites empieza por el asombro ante su naturaleza colosal, su condición de proyecto extraordinario. Extraordinario por dimensión y por intención, la de establecer un retrato de un país, Portugal, cruelmente azotado por el ejercicio austericida de un gobierno que bailó al son único de la apocalíptica “Troika”, entidad que también es singular y triple, como la película de Gomes, pero infinitamente menos amorosa. La crisis, palabra maldita que ha devenido comodín hueco para justificar cualquier cosa, merecía un acto artístico de rebelión. Lo ha hecho un genial cineasta portugués en forma de elogio de la narración y de la palabra, de voces y de acentos que hilan un sinfín de historias, grandes y pequeñas, trascendentes y banales, que nacen unas de otras y se van y vuelven para relatar este mundo y este tiempo. Para hacer relato hoy y para que se recuerde en el futuro: esto era así y había que contarlo, de una forma nueva, imperecedera e inagotable.

As Mil e Uma Noites es, sí, una película política, aunque no militante, o al menos no en el sentido tradicional. No es una obra repleta de certezas, dispuesta a señalarnos un camino recto -o más bien “el” camino-; antes por el contrario, prefiere navegar al desvío y explorar otras derrotas para conocer mejor su rumbo. La prensa diaria fue una perfecta guía para el viaje. Durante más de un año un equipo de periodistas -María José Oliveira, Rita Ferreira y João de Almeida Dias, justo es citar sus nombres y aplaudir su espléndido trabajo- escrutó las noticias para localizar buenas historias portuguesas. Fueron al encuentro de personajes que no siempre encuentran sitio en los medios generalistas, le pusieron cara al desempleo, la precariedad y el sufrimiento a lo largo de docenas de entrevistas, investigaron toda suerte de hechos curiosos, reveladores del estado de un país más allá de las grandes cifras. Hicieron, en suma, periodismo del bueno, ese que infelizmente ya no es tan común, para alimentar un sitio web memorable -enriquecido por las ilustraciones de Tiago Manuel- y con ello sugerir contenidos para los relatos de una Xerazade del siglo XXI. Relatos que nacen de la “realidad” y que convierte en ficción el llamado “Comité Central”, compuesto por Miguel Gomes, la guionista y actriz Mariana Ricardo, el asistente de realización Bruno Lourenço y el montador Telmo Churro. Y es una ficción libérrima, que asume sin miedo la necesidad de la imaginación para entender el mundo en que vivimos. Se vale de la fábula y juega a veces con el absurdo con la misma energía y convicción con la que escapa de la crueldad, que esquiva incluso en su episodio más satírico. Aquí no hay espacio para el sadismo. La más terrible de las historias puede contarse con elegancia, con compasión y pudor. No es un acto de caridad, es sólo justicia. Justicia y cariño.

As Mil e Uma Noites
es una película en tres volúmenes. Pero la verdadera película, es importante que esto quede claro, es la que ordena el espectador en su cabeza una vez que ha experimentado las tres entregas en que se presenta. La primera de ellas, O Inquieto, es la que propone más registros diferentes, la más mutante, la más electrizante. O Desolado, la segunda, es la más canónicamente ficcional, también la más amarga y desesperada, aún a pesar de Dixie, el perro transmisor de alegría que se acaba adueñando de la función. El volumen final, O Encantado, arranca como un festín hedonista, puro placer visual y sonoro en una Bagdad marsellesa de fantasía, para llevarnos luego a la Lisboa actual y alcanzar la cima gracias a una galería excepcional de personajes, la desarmante comunidad de passarinheiros que nos deslumbra y emociona por su dedicación en favor de la belleza, por su amor y su compromiso. Fueron precisas seis horas, pero el mensaje ha calado hondo. Necesitamos beber sueños como necesitamos beber agua, afirmó una vez el escritor gallego Álvaro Cunqueiro. Xerazade añadiría ahora: mientras exista alguien que atienda al canto de los pájaros será posible la esperanza.

Martin Pawley. Texto escrito para o catálogo do FIC Valdivia 2015. Versión en galego, aquí.

Ningún comentario:

Publicar un comentario